Los informes que pronostican cómo trabajaremos en el futuro proliferan y muchas veces se apoyan en principios erróneos o parciales. Lo que estos informes suelen compartir, aparte de una variante estandarizada de un título y un léxico común de agilidad, compromiso y conectividad, es un enfoque estrecho basado en suposiciones clave sobre cómo será la oficina del futuro.

Presente y futuro

Si bien con frecuencia ofrecen información valiosa, también suelen mostrar el deseo de mirar solo una parte del gran elefante que es el lugar de trabajo. Mientras que los más informados identifican tendencias, en muchos casos hay fallos de planteamiento que pueden llevarlos a hacer suposiciones limitadas o incorrectas y sacar conclusiones erróneas. Según el teórico del workplace, Mark Eltringham, colaborador habitual de Workplaceinsight, hablar sobre la oficina del futuro dice mucho sobre cómo vemos las oficinas en este momento. Estos son los errores que enumera Mark en su artículo.

1. Se centran excesivamente en los Millennials.

Si bien es comprensible que debamos interesarnos en la influencia de la nueva generación en los nuevos formatos de trabajo, sobre todo por su inmersión tecnológica vital, vale la pena señalar que los Millennials y la generación X seguirán siendo una minoría de la fuerza laboral en 2020. El futuro del trabajo no estará conformado principalmente por los llamados nativos digitales, sino por una población diversa que envejece en el lugar de trabajo.

2. Les gustan los diseños extravagantes

Cuando estos informes muestran la oficina del futuro, existe una tendencia a centrarse en las extravagancias lúdicas, como los toboganes, los futbolines, las cápsulas de aislamiento, la juventud y la cerveza gratis. Es probable que muchas personas reaccionen negativamente contra esta idea de diversión prescrita. La realidad es que, para la mayoría de las personas, la oficina del futuro será una evolución sobria y matizada de la del presente.

3. Ignoran las complejidades del comportamiento

Se pone demasiado énfasis en el diseño como una forma de cambiar el comportamiento y se obvian otros factores ajenos al lugar de trabajo. El espacio influye en el comportamiento cuando todo lo demás va a la par. Y nunca es así. Las personas pueden ser felices y productivas en oficinas mal diseñadas y tristes e indolentes en espacios bien diseñados. Por tanto, debemos ser conscientes de que las cosas son mucho más complicadas.

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4. Confunden lo que puede hacer la tecnología y lo que quieren que haga

Existe la suposición de que solo porque existe una tecnología, la gente la usará de la manera prevista. Muchos de estos informes caen en la trampa de ignorar el añadido impredecible del factor humano, una vez que las personas se involucran en una tecnología. Salir de las redes sociales puede no ser una buena opción, pero, al menos, deberíamos ser conscientes de que la tecnología nunca es exactamente como nos imaginamos.

5. Subvierten el lenguaje

El lenguaje es importante. La tecnología no solo empodera a las personas, las esclaviza, especialmente cuando las empresas comienzan a controlarlas en sus perfiles de redes sociales. “Agile work” significa dar flexibilidad a las personas, así como extender el lugar de trabajo más allá de las paredes de la oficina y hacer que sus vidas sean menos rígidas. Colaboración significa, no solo compartir ideas, sino también garantizar que los trabajadores del conocimiento no retengan su capital intelectual o lo lleven a otra parte.

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6. Ignoran la influencia del presente

Cuando George Orwell escribió 1984, la leyenda dice que su título surgió simplemente de invertir los números del año en que se escribió: 1948. Sea cual sea la verdad de esta historia, Orwell comprendió que su libro se refería tanto al mundo en el que vivía como el que viene. Nuestras imágenes del futuro son invariablemente refractadas a través del prisma del presente. En consecuencia, las predicciones deben acomodar esta distorsión en la medida de lo posible.

7. Se enfocan solo en los jóvenes extrovertidos

Los principios expuestos en estos informes ponen demasiado énfasis en la gente extrovertida en el lugar de trabajo. Muchos ignoran a las personas que no son felices compartiendo y comunicando con lo que olvidan las necesidades de parte de la población. Vale la pena recordar a introvertidos arquetípicos como Warren Buffett, Charles Darwin, J.K. Rowling, Albert Einstein y Mahatma Gandhi, todos los cuales preferían ambientes menos estimulantes, más concentración y escuchar antes que hablar.