La automatización está llegando al lugar de trabajo. Se destruirán millones de empleos, pero también se crearán muchos en el proceso, simultáneamente. Para los que forman parte la fuerza laboral, o para aquellos que se unen por primera vez, la gran pregunta es: ¿Qué habilidades se necesitan para navegar este cambio monumental en la economía? ¿Cómo crearán valor los humanos en un mundo cada vez más automatizado?

En resumen, para aquellos que buscan desarrollar competencias en áreas que las máquinas, probablemente, no abordarán de manera efectiva (resolución de problemas complejos, creatividad) ésta es probablemente la mejor receta para el éxito. Esta infografía realizada por Guthrie Jensen y Visualcapitalist resume las habilidades necesarias en 2020 y más allá para aprovechar el cambiante panorama del trabajo futuro.

Aprender de la experiencia

Repetir los mismos hábitos y tareas nos encierra no solo en los confines de nuestras casas, sino también en una zona de comodidad y pereza –de falso confort– sin desafiar la reinvención. El film “El día de la marmota” es una alusión frecuente en estos días.

Palabras que forman parte del ideario de las corporaciones. Trabajo en equipo, cooperación, solidaridad, empatía, creatividad, innovación, confianza, liderazgo, sentido de pertenencia, compromiso y pasión, entre otros. Son los ingredientes imprescindibles de la fórmula efectiva para enfrentar los síntomas de la incertidumbre, el riesgo y la complejidad de los mercados en los que nos toca actuar.

Nueva normalidad

El teletrabajo se instaló en forma intempestiva, improvisada, sin planificación, herramientas, formación ni espacios adecuados. Pero, sin duda, podemos aprender mucho de esta experiencia. Varias organizaciones que percibían el trabajo remoto como una pérdida de control están entendiendo que también tiene su lado beneficioso, y que después de este ejercicio los empleados demandarán más flexibilidad a la hora de cumplir con sus tareas.

Confianza y conocimiento

Pero, por más “holográficas” y vívidas que sean, las tecnologías difícilmente podrán reemplazar a las relaciones humanas que se construyen a través del contacto personal. Con un apretón de manos, con un abrazo o con una mirada entre conversaciones banales y tiempos “perdidos”. Estos son los ingredientes imprescindibles para generar la confianza y el conocimiento necesarios entre los miembros de un equipo que debe trabajar en pos de un objetivo común. “La nueva normalidad no será, pues, telemática ni presencial sino una mezcla de ambos” (4).