Desde su invención, la oficina de planta abierta conspira para hacer del lugar de trabajo una pesadilla auditiva: teléfonos, impresoras, fotocopiadoras, conversaciones, ruido… Cada persona reacciona a estos estímulos de forma diferente, pero está demostrado, desde el punto de vista fisiológico, que el silencio es el mejor aliado del trabajo.

Según una encuesta realizada sobre los ruidos más molestos en la oficina, las conversaciones encabezan el ranking, seguidas por la tos, los estornudos, los tonos de llamada y la masticación. ¿Por qué nos resulta tan difícil estar cerca de estos sonidos cotidianos?

Aunque nos guste la música de fondo, el silencio funciona mejor

Existe una extraordinaria variabilidad en lo que podemos tolerar. En un extremo del espectro, algunos trabajadores pueden sentirse cómodos en el fragor de una oficina ruidosa. En el otro extremo, están aquellos que padecen una aversión máxima al ruido. La misofonía es un trastorno misterioso y recientemente reconocido en el que ciertos sonidos cotidianos pueden provocar ansiedad o exasperación.

Quienes padecen misofonía la describen como un sonido que “te vuelve loco”. Las reacciones pueden variar desde ira y molestia hasta pánico y necesidad de alejarse. La producen sonidos monótonos como el de un teclado, la masticación, el golpeteo con los dedos sobre la mesa o los avisos de los teléfonos móviles. A veces, la causa es un pequeño sonido repetitivo: simplemente alguien moviendo el pie. Muchos médicos desconocen la afección y no hay consenso con respecto a su clasificación. La misofonía suele aparecer junto con otros problemas de salud, de desarrollo y psiquiátricos.

El ruido nos afecta de forma diferente
Imagen: oficinas Yellow Desk proyecto de Leftfields. Fotografía: Simon Shiff Says.

¿Por qué el ruido no nos afecta a todos de la misma manera?

Una prueba entre estudiantes reveló que obtenían más rendimiento los que trabajaban en silencio. Pero también descubrió que, cuanto más extrovertidos eran, menos les afectaba el ruido. Las personas extrovertidas están inherentemente subestimuladas por lo que tienden a buscar situaciones que aumenten su nivel de excitación, como entornos ruidosos. Mientras que las personas introvertidas tienen el problema opuesto.

Hay dos teorías sobre cómo y por qué nos distrae el ruido. La primera afirma que el rumor de fondo contiene sonidos similares a nuestra voz interior, que es la que nos ayuda a trabajar y recordar. Para estas tareas, cualquier entorno con un elemento de habla humana compite con nuestro discurso mental y socava la capacidad de concentración.

El cerebro no puede desconectar

La segunda idea sostiene que la forma en que nuestro cerebro maneja la información para ciertas tareas y la gestión del ruido ambiente están en conflicto. El cerebro no puede desconectar de lo que sucede a su alrededor, siempre está atento a los sonidos de fondo, aunque no les preste atención conscientemente. Por eso, cuando tenemos que centrarnos en otras secuencias de información, cualquier rumor nos distrae. La principal conclusión es que la mayoría de las personas trabajan mejor cuando hay silencio, aunque piensen lo contrario.

Esto tiene implicaciones críticas para el diseño de los entornos de trabajo. Si nos afecta el ruido ambiental, la tendencia moderna hacia las oficinas diáfanas es un error. Podemos diferir en cuanto a estética, pero nuestra biología es universal.

El ruido nos afecta de forma diferente Fantoni
Acoustic room P18 de Fantoni.

Se necesitan espacios tranquilos

«Es importante reconocer que no todo el mundo trabaja bien en el ambiente ruidoso de una oficina abierta», dice Courtney von Hippel, psicóloga de la Universidad de Queensland, Australia. “Las personas no tienen una puerta que puedan cerrar ni paredes que vayan hasta el techo; hay muchas más distracciones en el espacio de trabajo. Se necesitan espacios tranquilos para las personas que necesitan concentrarse”.

En este contexto, es probable que se queden atrás las organizaciones que anteponen la estética a la acústica, con atrios elegantes, diseños de planta abierta y mucho vidrio propenso al eco.

En la extraordinaria variabilidad en que los individuos podemos tolerar el ruido está el otro extremo de lo apuntado en este informe.  Las personas que disfrutan activamente del ambiente de una oficina ruidosa. Curiosamente, el vídeo Office Sound 2 Hours (que trata exactamente lo que sugiere el título, es decir, dos horas de auténtico ruido de oficina) tiene alrededor de 5 millones de visitas en YouTube.