¿Cómo será la oficina pospandemia? El arquitecto especialista en sostenibilidad y salud en la construcción Pablo Muñoz analiza los nuevos protocolos de empresa, así como las mejoras físicas en el espacio que se deben abordar de forma inmediata en las nuevas oficinas tras la crisis sanitaria.

Escribo estas líneas en un momento en el que las muertes causadas por coronavirus parecen estar descendiendo en todo el mundo. El pico más alto de la pandemia ha pasado, pero la amenaza sigue latente. Hemos entrado en una nueva era: la era pospandemia. A la espera de que llegue una vacuna o un tratamiento efectivo contra el Covid-19, se da por hecho que nuestro día a día se verá agitado por el contexto global sanitario.

En lo que se refiere a nuestros espacios laborales, esto implicará una serie de cambios orientados a evitar la propagación del virus. Afectarán tanto a la configuración de los edificios como al uso que hacemos de ellos. Las empresas que no reaccionen ante este nuevo escenario pueden verse afectadas por un brote de la enfermedad que condicione su devenir económico, e incluso su supervivencia. Si bien algunos de estos cambios desaparecerán con el tiempo, muchos llegarán para quedarse.

PROTOCOLOS DE EMPRESA

La era pospandemia traerá consigo una serie de protocolos que regulen nuestra manera de interactuar con los edificios y dentro de ellos. Para empezar, se fomentará el teletrabajo. No un teletrabajo impuesto como el que vivimos durante la cuarentena, sino uno que nos permita conciliar nuestra vida profesional con la personal y maximice nuestra productividad.

Las oficinas pospandemia deberán reflejar este cambio. Los nuevos espacios serán más flexibles y se dimensionarán en base a este porcentaje asistencial de trabajadores. Con el regreso a las oficinas, se espera que vaya paulatinamente creciendo hasta estabilizarse en torno al 60-70% de media.  También se reducirá considerablemente la ocupación en zonas de reunión y de interacción social.

BIENESTAR CORPORATIVO

Se espera que la asignación fija de puestos de trabajo continúe en decaída. Que sean los propios trabajadores, a través de una aplicación, los que escojan el lugar que les permita garantizar el distanciamiento mínimo. En las zonas de mayor tráfico se establecerán direcciones de tránsito para evitar aglomeraciones. Asimismo, se incorporará como práctica habitual la medición de la temperatura en el acceso a los edificios. A los dispositivos de medición de temperatura en los accesos, les acompañarán quioscos sanitarios que dispensarán mascarillas y gel desinfectante a los visitantes. En relación a la limpieza, se establecerá un protocolo de limpieza desinfectante que garantice la higiene de las superficies. Especialmente de aquellas de alto contacto como mesas de trabajo, agarraderos o elementos de uso común.

Los protocolos pospandemia de utilización del edificio se verán acompañados por políticas de bienestar corporativo. Estas iniciativas se integran en la cultura de la empresa y se materializan en forma de talleres, formaciones online, y píldoras de audio o vídeo. El objetivo de estas herramientas seguirá siendo promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de los equipos. Pero, en este caso, adaptarán sus contenidos al contexto sanitario actual, ayudándonos a llevar una vida más saludable y reforzar nuestro sistema inmunológico. Para ello, se pondrá atención en las áreas de regulación del estrés en tiempos de incertidumbre, alimentación saludable en casa y la oficina, y recuperación y mantenimiento de la vida activa tras el confinamiento.

MEJORAS FÍSICAS EN EL ESPACIO

La tecnología jugará un papel fundamental en la configuración de los espacios poscovid. La presencia de sensores para controlar el aforo de los espacios o la utilización de sistemas de reconocimiento facial, serán algunas novedades. También se espera la proliferación de sistemas contactless a través de infrarrojos para papeleras, grifos o máquinas de vending y a través de reconocimiento de voz especialmente en ascensores. 

weston williamson

Tras demostrarse recientemente que algunas micropartículas del virus pueden permanecer horas en el aire, la correcta ventilación y la monitorización de la calidad del aire jugarán un papel fundamental. Pese a que no es posible medir la concentración de coronavirus en el aire, parámetros como la concentración de CO2, relacionados con la presencia humana, pueden orientarnos. Por ello, los sistemas de ventilación se integrarán con los de medición de CO2. Asimismo, la presencia visual de pantallas que nos informen de la calidad del aire que respiramos será habitual. De hecho, al igual que en este caso, muchas de las medidas que se implementarán irán orientadas a generar confianza en los usuarios de nuestros edificios.

DISTANCIAMIENTO MÍNIMO

A la ventilación optimizada de los edificios se sumará la instalación de sistemas de purificación, tanto en los propios sistemas mecánicos de clima y ventilación, como de manera independiente en las propias estancias. Estos dispositivos purificadores y desinfectantes capaces de eliminar el virus tanto del aire como de las superficies pueden ser de distintos tipos. Sistemas de luz ultravioleta, de tecnología de plasma o de ozono. Precaución con estos últimos, pues el ozono es una sustancia potencialmente tóxica para la salud. Nosotros desaconsejamos su utilización en todos los proyectos. La ventilación, la monitorización de la calidad del aire y la utilización de purificadores son medidas que han de trabajar de manera conjunta. Por ello se integrarán en sistemas de control mediante la tecnología IoT (Internet of Things).

Aparecerán nuevas consideraciones a la hora de configurar físicamente los espacios para garantizar el distanciamiento mínimo. Los vestíbulos, categorizados como espacios residuales, cobrarán un nuevo valor y alcanzarán dimensiones mayores. En referencia a los puestos de trabajo, se incluirán códigos en forma de mobiliario delimitador o pinturas en techos y suelos que determinen hasta dónde llega nuestra zona de seguridad. También se dispondrán mamparas y separadores, que, además de protegernos,, aportan mayor confort acústico, mayor intimidad y reducen el tiempo de reverberación. Las mamparas serán especialmente útiles en salas de reuniones y espacios donde se produzca una interacción entre personas, especialmente en aquellos destinados a recibir a personas ajenas a la organización.

La selección de acabados constructivos y muebles viricidas también puede jugar un papel fundamental a la hora de combatir la propagación del coronavirus. Existen pinturas y mobiliario, con tecnología de iones de plata y aditivos antimicrobianos respectivamente, que tienen la capacidad de eliminar el virus de su superficie y cuyo uso se hará más común.

PERCEPCIÓN DE VALOR, SALUD Y SOSTENIBILIDAD

Muchos de los cambios pospandemia estarán orientados a mejorar la percepción de valor del espacio por parte de los usuarios. Este hecho atiende a dos razones fundamentales. Por un lado, se busca garantizar la percepción de seguridad del usuario, lo cual contribuye a su productividad y sentimiento de pertenencia. Ambos factores repercuten de manera positiva en la competitividad de la empresa. Por otro, esta batería de cambios físicos y protocolarios contribuirá a incrementar la concienciación del usuario ante un problema de índole global, lo cual tiene un efecto en la responsabilidad colectiva. Esto revierte en un impacto positivo, no sólo en la empresa, sino en el conjunto de la sociedad.

Por ello, se espera que los estándares internacionales habituales de sostenibilidad y salud en la edificación como LEED, BREEAM y especialmente la Certificación WELL cobren cada vez más importancia. Pues tienen la capacidad de poner en valor la calidad de un espacio construido. El estándar WELL, por ejemplo, ya ha comenzado a adaptar sus habituales parámetros de salud global edificatoria para incorporar medidas orientadas a evitar la propagación del virus.

UNA OPORTUNIDAD ÚNICA

En cualquier caso, lo que parece claro es que la arquitectura de la era pospandemia en general, y la arquitectura de oficinas en particular, presentarán cambios substanciales con respecto a la etapa anterior. Se ha hablado mucho de la oportunidad de mejora que nace del seno de una crisis. Si bien los cambios no deben centrarse exclusivamente en combatir la propagación del virus actual o prepararnos ante una eventual futura pandemia.

weston williamson

Tenemos, ante nosotros, la oportunidad de realizar cambios estructurales que nos lleven a una mejora global a largo plazo. A nivel arquitectónico, autoridades, promotores y arquitectos deben tomar la iniciativa y orientar sus esfuerzos a construir mejor. Esto significa construir con el foco puesto en la salud de las personas. Pero también en el medioambiente. No debemos olvidar que es la mano del hombre sobre la naturaleza la causante de la mayoría de las crisis globales. La responsabilidad ambiental, en forma de sostenibilidad edificatoria radical, ha de dominar los esfuerzos del cambio. De no ser así, será la propia naturaleza con toda su fuerza la que llame de nuevo a nuestra puerta.

TEXTO PABLO MUÑOZ
Pablo Muñoz es cofundador y CEO de Espacios Evalore, gabinete de consultoría y arquitectura especializado en entornos saludables y sostenibles. Asesoría y gestión de certificaciones como WELL, LEED o Passivhaus. Arquitecto, consultor y especialista en sostenibilidad y salud en construcción. Arquitecto por la Universidad de Valladolid. Realizó un máster en Sostenibilidad en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CCNY) y trabajó como consultor en eficiencia energética para Steven Winter Associates.