¿En qué sentido crees que el confinamiento derivado de la crisis de la epidemia puede alterar nuestra visión de los espacios domésticos o públicos?
Hemos formulado esta inquietante pregunta a una selección de arquitectos y diseñadores de interior, pidiéndoles que proyecten sus impresiones de cara al futuro inmediato. Éstas son las interesantes y sugerentes respuestas que nos han dado.
«La luz natural y el espacio exterior pasarán por delante de otros factores»
Gisela Steiger, co directora de The Light Squad Studio
A corto plazo, es ya una realidad que todos hemos empezado a valorar mucho más los espacios en los que vivimos y en los que ahora eventualmente trabajamos. En general, somos una sociedad que pasa mucho tiempo fuera de casa, por lo que no ha sido hasta ahora que hemos empezado a darnos cuenta de que, quizás, nuestras casas no son suficientemente confortables, o funcionales o espaciosas.
Ante la incertidumbre que ha provocado esta crisis, tanto el usuario como el proyectista empezarán a plantearse para cada tipología de proyecto, cómo respondería ese espacio ante una situación de confinamiento. Creo que en la escala de valores, la luz natural y el espacio exterior pasarán por delante de otros factores que hasta el momento nos preocupaban más. Y eso, desde luego, es bueno.
«Aumentará la empatía entre el proceso de trabajo y el espacio para desarrollarlo»
Manu Bauzá, interiorista, codirector de Bloomint Design
A partir de esta crisis, se está produciendo una revolución a nivel personal. Nunca hemos experimentado cómo es vivir y trabajar dentro del espacio doméstico por un largo periodo sin poder disfrutar del espacio público o comunitario.
Ya se está viendo una mayor dedicación hacia nuestro bienestar individual por el simple hecho de tener más tiempo para ello. Esta situación también provoca una mayor preocupación por el espacio que habitamos cada día, cómo mejorarlo, cómo hacerlo más eficaz para las diferentes tareas dentro de la casa (trabajar, comer, vida personal… ). Podríamos decir que es la primera vez que somos 100% conscientes de la relación entre productividad laboral y espacio, porque ya no depende de terceras persona. Somos dueños y responsables de lo que nos rodea. Ahora no existe entidad externa que nos diga cómo ordenar el espacio de trabajo, nuestra privacidad. El simple hecho de pasar todas esas decisiones a nuestro cargo individual creará una mayor empatía entre el proceso de trabajo y el espacio necesario para desarrollarlo.
Por otro lado, los espacios públicos también ganarán en estima social, justo por su ausencia por un largo periodo. Hablaríamos desde parques públicos hasta espacios de reuniones en la oficina, o lugares intermedios de intercambio, ya sean cafés/coworkings… Evidentemente, en estos espacios aún quedará un recorrido por delante para despojarlos del estigma colectivo a nuevas epidemias. Tiempo al tiempo.
«La mentalidad ‘omnicanal’ va a trasladarse a todos los ámbitos»
Carmen Baselga, directora de Carmen Baselga Taller de proyectos
Esto ha sido un ejercicio de inmersión total en el siglo XXI, un chapuzón al que nos han empujado y estamos aprendiendo a nadar de verdad, sin salvavidas. Esto es lo que nos llevamos, estamos aprendiendo mucho y “todos”.
Volveremos a salir ¡claro! y creo que la experiencia va a dejar mella. Volveremos a apreciar lo que son las relaciones sociales y personales físicas, y dado lo que hemos experimentado con la tecnología creo que se deberá establecer como un derecho para todos. Creo que estamos en un proceso de disolución de límites entre lo digital y lo físico. No podremos escoger, ambos participarán uno del otro, lo que a nivel de comercios se estaba dando ya. Lo que llamamos mentalidad “omnicanal” va a trasladarse a todos los ámbitos, y se tiene que reflejar tanto en las casas como en los espacios públicos, especialmente en los espacios culturales como museos y salas de exposiciones.
Estos espacios, en su mayoría, usan los medios digitales únicamente para promocionar el evento o para hacer un resumen de su contenido al final. Quizás, a partir de ahora, deban plantearse lo digital como algo inherente al propio proyecto expositivo. En este sentido, quiero destacar como ejemplar visionario el proyecto de la exposición INTANGIBLES de Fundación Telefónica, que se ha llevado a cabo, gracias a la digitalización, en ocho países simultáneamente.
Obviamente, hay sentidos que no se pueden digitalizar: tacto, gusto y olfato, al menos de momento… Así que habrá que seguir saliendo a comer, beber y abrazar a los amigos. Recuperarán todo su sentido los bares y restaurantes, aunque ahora más de uno contemple en su negocio una versión take away de servicio a domicilio.
La experiencia en las casas
En este momento, es como si nos estuviéramos midiendo con lo que nos rodea dentro del ámbito doméstico. Hemos podido ver dónde sobra o falta luz o donde nos conviene ubicar ese espacio para teletrabajar, y la importancia de la silla para estos menesteres (no vale la de comer). Pero creo que el encanto de trabajar en casa es que puedas sentir que estás en casa, por lo que no soy muy partidaria de replicar un despacho convencional. La expresión estar como en casa, sentirse como en casa, es sinónimo de confort. A lo mejor nos encanta hacerlo en la cocina, lo que hay que hacer es diseñar ya cada vivienda con esta idea, y dotarla de los medios necesarios.
En definitiva, se trata de apostar por el confort. Esto incluye una buena comunicación tanto por medios digitales, internet, como espacialmente, recuperar m2, reivindicar más espacio para todos desde las normativas. Quizás construir menos, pero con más cabeza, menos casas pero más espaciosas. Y si hay poco espacio que sea más versátil, mediante paneles separadores desplazables, por ejemplo, apostando por una compartimentación menos dura en las zonas de uso más social. Y, por supuesto, con posibilidad de intimidad cuando sea necesario. Con esto, no estoy diciendo nada nuevo. Es lo que ya veníamos haciendo o intentando hacer, pero a veces los clientes no lo veían tan claro. Ahora habrán tenido ocasión de experimentarlo, y quizás, después del confinamiento, entiendan mejor aquellas propuestas nuestras que parecían anticiparse al futuro
Menos almacenamiento físico a cambio de almacenamiento digital
Esto significa buenos equipos y bien conectados. Todas las viviendas deberían venir de serie con un sistema informático y esa nueva ventana al mundo que es la pantalla de un ordenador integrada en algún lugar. ¿No fue un derecho conquistado que todas las casas tuvieran ventanas al exterior? Pues esta nueva ventana al mundo también es necesaria, es un derecho. Al margen de que luego cada cual se instale lo que quiera o lo que pueda. Todas las viviendas deberían tener incorporado Internet de forma gratuita.
El balcón, ver la luz, ver el cielo, ver a los vecinos…
Reivindico el balcón, que solo en las viviendas antiguas permanece, como aquella plataforma que te proyecta hacia la calle. Me parece una idea muy bella, es algo más que un mirador (nombre que por cierto se le dio posteriormente a los balcones cerrados y cubiertos con cristales). Visto ahora, son como pequeños escenarios de vida. Ha habido una tendencia sistemática a integrarlo en la vivienda como parte del espacio interior. Para ganar espacio dónde más lo usamos que es dentro, pero esta situación nos hace reflexionar sobre su utilidad. Quizás la calle había perdido interés, pero también, desde hace un tiempo los ayuntamientos están llevando políticas de recuperación del espacio urbano para las personas, y de nuevo pueden volver a ser atractivas y los balcones ese lugar donde salir a tomar el aire o a relajarnos un rato. Todas las casas deberían tener una pequeña terraza o espacio al aire libre que, de paso, sirviera para oxigenar el entorno con nuestras plantas.
Estos días…
Durante este tiempo, personalmente, he tratado de seguir el mismo horario laboral, aunque en algún momento me he visto desbordada por reuniones online que duraban una eternidad o se sucedían una tras otra, pero eso era al principio. También estoy dedicando más tiempo a leer, escuchar música, ver pelis, recuperando algunas antiguas o pendientes… Y también a retomar la relación con personas con las que perdí el contacto sin saber bien cómo. He podido pensar en ellas porque he tenido tiempo ¡tengo tiempo! Y así hemos quedado, con la promesa de reencontrarnos en un futuro no muy lejano, porque, afortunadamente, todavía hay sentidos que no se pueden digitalizar.
«Lo positivo es que esta situación puede cambiar algunos hábitos»
Ignasi Llauradó, director de Dear Design Studio
Esta epidemia ha dejado en evidencia que la transición digital del sector empresarial y de la administración aún no estaba implementada correctamente. No todos estábamos preparados para poder trabajar desde casa hiperconectados. Pero se ha acelerado el proceso a marchas forzadas y seguramente esta experiencia cambie nuestra relación con el trabajo y la oficina.
Si la casa se vuelve un lugar de trabajo habitual, las empresas tienen la oportunidad de ofrecer algo diferente en sus oficinas. Un lugar para fomentar la comunicación, las relaciones humanas e intercambios (la empatía, el compartir, saludarse, el diálogo espontáneo, reuniones improvisadas, y visitas). Difíciles de vivir virtualmente, pero que generan confianza y unión del equipo.
Como interioristas, ya estábamos solucionando los espacios de trabajo como lugares conectados, dándoles mayor confort a los usuarios. Mediante herramientas de wellness y/o biophilics. Hoy en día, las empresas tienen más en cuenta el cuidado de los trabajadores como personas con necesidades concretas de espacio, de privacidad, de silencio o de encuentro humano.
Lo positivo de estos cambios es que pueden también cambiar algunos de los hábitos. Como reducir los viajes de negocios para realizar reuniones presenciales en otros países. Y, finalmente, pueden favorecer la conciliación familiar.
Desde hace tiempo, lo que llamamos espacios de trabajo, no solo está ubicado dentro de la empresa sino en diversos sitios: es importante estar cómodo, centrado y conectado tanto en un escritorio, una terraza, un espacio común polivalente, como en un coffee shop, o un espacio coworking. Deberemos resolver todas esas demandas y sus comodidades.
En cuanto a los espacios domésticos, creo que el hecho de imaginar posibles futuros escenarios como el que vivimos ahora, seguramente hará que la gente piense más en la organización y en la versatilidad de esta nueva casa-hogar-oficina-lugar de experimentación educativa y culinaria, espacio de bienestar y deporte, etc. … Sobre todo, para los que tenemos una cultura mediterránea, más acostumbrados a la vida social exterior.
¡Y lo más importante! Tengo la esperanza que esta pandemia, debida en parte al cambio climático, haga actuar de una vez a los políticos para que impongan unas leyes más rigurosas para proteger el medio ambiente. Leyes que obliguen a las empresas a pensar en el ciclo de vida de los materiales y sus productos comercializados. Estoy convencido que hoy ya es posible realizar cualquier proyecto de interiorismo y arquitectura donde todos los materiales sean reciclables, biodegradables o reutilizables. Que el uso del Ecodiseño sea la herramienta lógica y usual para cualquier proyecto nuevo. Desde Deardesign studio ya hace dos años que hemos empezado a implementar esta metodología para que nuestros proyectos sean más sostenibles.
«El lado positivo de la crisis es cambiar hacia una sociedad más generosa y amable con el medio ambiente»
Martín Lejarraga, director de Martín Lejarraga Oficina de Arquitectura
Nosotros creemos que la arquitectura, tanto de los espacios privados como públicos, es un producto destilado de la sociedad en la que vivimos y de sus convicciones y acciones últimas. Quizás lo importante no sea cómo la pandemia alterará nuestra visión de los lugares donde vivimos, sino cómo debiera modificar nuestra visión de la situación actual y futura del planeta.
Mientras estamos recluidos en nuestras casas, en cuestión de semanas, las emisiones contaminantes se han reducido considerablemente, los animales están volviendo a ocupar nuestras ciudades, los grandes incendios se han detenido y, en definitiva, se podría decir que la naturaleza se está tomando un respiro. El efecto sobre la arquitectura no puede ser tan directo como los que han producido en nuestros hábitos otras crisis recientes, como por ejemplo el paso del carro de la compra a la cesta.
El lado positivo de la crisis está en que estos hechos nos hagan tomar conciencia y cambiar profundamente como comunidad, hacia una sociedad más generosa y amable con nosotros y con el medio ambiente. Solo entonces, el resultado arquitectónico se transformará en consecuencia: diseñaremos con el objetivo último de crear algo bueno y no menos malo para el ecosistema. Aspiraremos a una casa mejor y renunciaremos a una segunda residencia casi siempre vacía. Los promotores construirán e invertirán en viviendas más grandes y mejor diseñadas. Crearemos espacios públicos más verdes y accesibles en los centros urbanos y densificaremos las ciudades en lugar de extenderlas por el territorio. No nos parece que sea muy difícil, ¿no?