¿En qué sentido crees que el confinamiento derivado de la crisis de la epidemia puede alterar nuestra visión de los espacios domésticos o públicos?
Hemos formulado esta inquietante pregunta a una selección de arquitectos y diseñadores de interior, pidiéndoles que proyecten sus impresiones de cara al futuro inmediato. Éstas son las interesantes y sugerentes respuestas que nos han dado.
«Vamos hacia espacios asépticos, tipo cocoon»
Juli Capella, Arquitecto, Capella García Arquitectura

Como suele suceder en situaciones extremas, las visiones se extreman. Veo una contradicción. Por un lado, convertir las casas en refugios acorazados, pero, al mismo tiempo, reivindicar el espacio abierto, las plazas, la calle, la naturaleza. Encerrarse y abrirse al mismo tiempo.
Picasso dijo, “Tu casa es un refugio, pero no te encierres en él”. Las casas y por extensión todos los edificios van a ser a partir de ahora, más seguros. Con sistemas de arquitectura, interiorismo e ingeniería tendente a garantizar esta característica de protección que iniciaron las cavernas, pero ahora de forma tectónica y eficaz. Ya no se trata de defenderse de las bestias, sino de los virus, las radiaciones, la contaminación… Por tanto, imagino que vamos hacia espacios asépticos, más tipo cocoon. Eso sí, con más fachada, asoleo y ventilación controlada. Y seguro que, a partir de ahora, con más terrazas, balcones y salidas al exterior. Eso vuelve a ser un valor fundamental.
Por otro lado, los interiores públicos van a extremar todavía más esta paranoia del posible contagio al coincidir con más gente. Es fácil darse cuenta de que toda la arquitectura de pública concurrencia masiva deberá reconsiderar sus cánones de aforo, distancias, ventilación, etc. Estar dentro de un lugar público será, sin duda, un riesgo. No tardarán en salir normativas más estrictas al respecto. Y es que, realmente, estar en un cine o un estadio tan apretujado era algo primitivo y arriesgado, algo especulativo. Si hablamos de los interiores de los transportes públicos, temo también una reconsideración muy radical. Y ya no hablemos de los aviones, una salvajada. La gente va a empezar a ir más a pie, patinete, en bici, moto,…
La parte más triste de este asunto es que ahora todos contemplamos a cualquier persona como un peligro, tal como a ti te ven, te asustan y asustas. Una pena… Con lo que nos gusta abrazarnos, tocarnos y besarnos. Expresar los afectos va a tener ahora mucho más valor.
«Se buscarán mejores soluciones a las opciones de teletrabajo«
Lucía Chover, codirectora de Estudio Vitale

No cabe duda de que una buena parte de la población habrá echado en falta que su vivienda esté mejor acondicionada para pasar en ella largos periodos de tiempo sin poder salir a la calle. Es muy probable que, en el futuro, se tengan en cuenta detalles importantes que, tal vez antes, no eran prioritarios, como la que orientación de la vivienda asegure insolación directa a las zonas exteriores o que haya ventilación cruzada. Habrá quien valore el recuperar las terrazas que, en algún momento, anularon para dar más habitabilidad a las estancias interiores. O que se planteen cerramientos menos opacos como las soluciones de vidrios de suelo a techo plegables.
Pueden plantearse nueva necesidades, como un espacio de desinfección a la entrada de las viviendas o de cualquier espacio público a modo de estancia (preferiblemente cerrada). Un espacio en el que poder disponer de elementos de desinfección y limpieza, o poder dejar aislada ropa, zapatos o, incluso, disponer de un espacio de cuarentena para objetos.
También se tendrá más en cuenta dar una buena solución a las opciones de teletrabajo (en cuanto a ergonomía, iluminación, privacidad o conectividad) y a las posibilidades de realizar cualquier tipo de actividad física tras experimentar las limitaciones de estas semanas confinados.
«La estrategia va a resultar más importante que nunca»
Orlando Cotado, Estudio de INteriorismo EStratégico Iván Cotado

En lo que más nos está afectando la pandemia es la precipitación general. Como estamos en casa, y mucha gente se aburre, le ha dado por pensar de forma prematura y, en algunos casos, infundada. Está bien analizar y plantear escenarios. No ocupa lugar. Pero pienso que es muy pronto para establecer conclusiones. Si algo hacemos bien los españoles, es olvidar. Si la vacuna apareciera en 3 meses tardaríamos 3,5 en olvidarnos de todo. Ojalá fuera así, aunque parece que tardará algo más.
Recuerdo el cambio, también precipitado, que se hizo en algunos casos con la ley antitabaco. Muchos hosteleros se arruinaron con aquello. Otros esperaron y fueron actuando tranquilamente al compás del cambio de hábitos que supuso. Y resulta que todo aquello fue bueno para la sociedad. Se empieza a hablar de normativas de aforos y distanciamiento social en comercio, hostelería, oficinas… Eso cambiaría muchas cosas, pero es muy pronto. La semana que viene puede cambiar el escenario, o mañana mismo.
Me gustaría decir que nada cambiará, porque sería buena señal, pero no lo creo. No podemos saber cómo cambiará. Ojalá sea en la dirección sostenible que parece indicar el miedo al virus. Quizá se trate de higiene, seguridad y, además, percepción de seguridad e higiene. Pero, insisto, es muy pronto.
De lo único que estoy seguro, es que la crisis económica provocada por la sanitaria condicionará el futuro más cercano de los negocios que diseñemos. La estrategia va a resultar más importante que nunca y la sostenibilidad deberá ser también económica. Como venimos diciendo, se prescindirá de elementos superfluos y puramente estéticos. Se filtrarán negocios y permanecerán los mejores dentro de los necesarios. Mejorará la atención al cliente, la profesionalidad y la diferenciación. Todas las crisis provocan esta selección. Debe ser lo único bueno que tienen.
«Tenemos que aprender a no banalizar los espacios»
Susanna Cots, directora de Susanna Cots Interior Design

Nada volverá a ser igual. Nosotros tampoco, ni la percepción de nuestros hogares, ni de nuestros espacios sanitarios. Estamos teniendo la oportunidad de habitar, en mayúsculas, nuestras casas, de sentirnos parte de ellas, de escuchar qué queremos y qué nos falta, de cómo nos sentimos en según qué espacios y nos permitimos sentir.
Y en cuanto a los espacios sanitarios, hay que reflexionar y avanzar para reformular los entornos de salud para que nos acojan. En ellos, la luz, nuestro gran modulador emocional, nos debe acompañar y abrazar haciéndonos sentir protegidos. Tenemos que aprender a no banalizar los espacios con material superfluo.
Desde nuestro estudio llevamos años estudiando y aplicando cómo los espacios pueden influir en nuestras emociones para convertirse en terapéuticos. Ahora más que nunca, ha llegado el momento de sentirlo. El bienestar psicológico y emocional está condicionado por el entorno. Hay entornos promotores de forma de vidas autónomas, saludables y felices. Hay que crear espacios que busquen la activación de respuestas positivas de bienestar mediante las percepciones lumínicas, visuales y olfativas para que contribuyan a una vida más saludable y, por tanto, más sana.
Crear espacios confortables facilita el bienestar emocional, que es producto de un estatus neurobiológico condicionado por el entorno.
«La cuestión es qué va a ocurrir con los espacios públicos cerrados»
José Manuel Ferrero, director de Estudi {H}ac

Creo que es muy pronto para afirmar cómo vamos a reaccionar en cuanto podamos volver a la normalidad. Va a ser una situación en la que deberemos reenfocar y construir una nueva forma de convivir y trabajar. Los espacios domésticos, durante estos día, se han adaptado de golpe a un cambio radical de estilo de vida. Nos ha hecho descubrir, valorar, aprovechar, crear todo un sistema de organización que permanecerá y dará origen a una nueva forma de generar estos entornos.
El desafío real y más complicado va a ser en los espacios públicos. La ciudades ya se han ido adaptando poco a poco a ser más humanas, más cercanas, dando prioridad a la movilidad de los peatones, creando vías para las bicicletas. Pero ¿ qué va a ocurrir en los espacios cerrados? Esa será la gran cuestión.
Estos espacios deberán transformarse, reinventarse y generar una nueva experiencia con los usuarios, de cara a generar una venta física ó una metodología de trabajo… porque, con la fuerza en la que se ha instaurado en los espacios domésticos la tecnología y la posibilidad de tener acceso a todo sin necesidad de salir, se va a tener que potenciar esa experiencia de usuario físico.
Por otra parte, se valorará más la compra de proximidad, el tener a mano lo necesario del dia a dia. De ahí que estos espacios públicos, ya sea pequeño comercio retail, servicios y gastronomía se refresquen y ofrezcan una nueva imagen.
«Los espacios de apropiación son fundamentales para que cada cual pueda hacer la suya»
Octavio Mestre, director de Octavio Mestre Arquitectos

Una videoconferencia no sustituirá nunca una reunión, pero nos demuestra cuán innecesarios eran tantos viajes como hacíamos. Es como ese absurdo de la economía global y la deslocalización. Aún no entiendo porque es más barato un juguete que viene de China que uno fabricado en el levante español. (Claro que lo entiendo, es una forma de hablar). Decía mi padre que era de necios confundir valor y precio… Quizás ése sea el modelo a cambiar.
Trabajar desde nuestras casas hoy es más posible que nunca. No solo posible, sino obligatorio… pero ya hace mucho que la gente dispone de un espacio en sus casas desde el que trabajar y conectarse. Claro que no todos los trabajos lo permiten… Yo puedo pensar, dibujar, dar instrucciones, trabajar en red con los colaboradores, hacer avanzar las cosas, dar cuerda al mundo… pero los edificios necesitan de alguien que, físicamente, los construya. De todas formas, no dejo de pensar que hay algo propio de la Edad Media en toda esta vuelta a los orígenes, pero es que, quizás, es un modelo que, como sociedad, no deberíamos haber abandonado. En catalán tenemos una expresión que lo define muy bien… Menjar poc i pair be.
No creo que la crisis vaya a promover un nuevo modelo de hacer arquitectura, como tampoco la crisis del 2007 supuso un cambio, más allá de reconocer los fastos inútiles de la hoguera de la vanidades del capitalismo salvaje (más ética y menos estética, rezó el lema de una de las Bienales de Venecia de la época)… Porque, una década después, se siguen construyendo edificios icónicos en países jóvenes (y con músculo) con necesidad de autoafirmación (China o Emiratos). Y las revistas que se rasgaron las vestiduras siguen publicando las obras recientes de aquellos que un día fueron denostados como arquitectos estrella. Por eso, lo más interesante sea la necesidad provocada de transformar hoteles en hospitales (tipológicamente tampoco son tan diferentes), y pabellones de exposiciones y palacios de congresos en hospitales de campaña medicalizados (lo que demuestra que son más interesantes los edificios-caja que los edificios-estuche (por seguir la terminología de Campo Baeza). Pero eso ya lo hacen, a diario, mis amigos de PMMT porque saben que el tiempo que ahorran en la construcción de un hospital, lo pueden cuantificar y traducir en salvar vidas. ¿Surgirá un nuevo Shigeru Ban que, como en el terremoto de Kobe, decida usar el cartón como material portante? Es posible… la creatividad humana siempre sorprende.
Lo cierto es que pasar tantas horas encerrados en casa nos obliga a pensar en la importancia del espacio doméstico, un espacio que se requiere flexible y adaptable, donde los espacios de apropiación (esos espacios sin uso asignado, como explican muy bien Txatxo Sabater y Ricardo Guasch) son fundamentales para que cada cual pueda hacer suya su casa. Oí una vez explicar a Ignacio Paricio que, a la hora de comprar una vivienda, no debíamos fijarnos si tenía parquet o en las marcas de la grifería, que siempre podríamos cambiar, sino en comprar la vivienda más grande que pudiésemos pagar, la mejor comunicada y la mejor orientada, porque la superficie, la orientación y su situación respecto al resto de la ciudad, son factores que nunca podremos modificar.
«El espacio de oficina sufrirá un tsunami funcional»
Cutu Mazuelos, codirector de Stone Designs

En tiempos tan convulsos como el que estamos viviendo con esta pandemia, no dejan de surgir posibles nuevos escenarios, tanto en el entorno doméstico como el profesional. Desafortunadamente, nadie tiene respuestas para lo que nos encontraremos después de que todo esto pase. Pero es cierto que el mundo, como lo conocíamos hasta ahora, ha cambiado y tendremos que estar preparados para dar soluciones que se adapten a ese cambio.
En el ámbito doméstico, al menos en nuestro entorno, el cambio será a un nivel más sanitario. Muchas familias descubrirán costumbres muy arraigadas en otras culturas, como la de dejar los zapatos en la puerta en lugar de entrar con ellos puestos… Esto generará una nueva forma de entender nuestras casas. Aunque todo volverá a la normalidad, parte de las medidas que actualmente estamos tomando, tras comprobar sus beneficios en términos de higiene, se mantendrán como algo cotidiano y beneficioso para el conjunto de la familia.
Otro aspecto importante es la demostración definitiva de que el teletrabajo es más posible de lo que muchos pensaban. Las empresas que no lo tenían muy claro están haciendo un máster intensivo en teletrabajo y esto abre una corriente que tiene muchos beneficios, tanto para trabajadores como para empresarios. En las viviendas, se empezará a tener en cuenta a la hora de diseñarlas o de elegirlas, el espacio para trabajar. Ese “despacho” que tenían nuestros abuelos llenos de recuerdos sobre la mesa y librerías repletas , volverá con fuerza, rediseñado para dar servicio a las personas que van a dividir sus jornadas entre la oficina y la vivienda.
Como consecuencia, el espacio de oficina sufrirá un nuevo tsunami funcional. Prevalecerán los espacios compartidos frente a los individuales. Nuestra “home office” será ese espacio que tenemos de máxima concentración y aislamiento para cuando lo requiramos. El puesto de trabajo “fijo”, como lo conocemos hoy, está llegando a su fin. Estoy seguro que el nuevo nicho de mercado de home office va a generar infinidad de nuevas soluciones y tipologías de producto que son un excitante reto para los diseñadores. Estamos ante un cambio de modelo productivo sin precedentes y nuestra responsabilidad es dar soluciones funcionales y económicas. Y, por supuesto, bellas.
Sin embargo, en los espacios públicos, más allá de las normas que adopten los gobiernos a nivel sanitario, como pueden ser aperturas de puertas automáticas en lugar del uso de manillas, o la eliminación de los lectores de huella en favor de los de retina… no creo que realmente afecte tanto a nuestra sociedad. Nuestro carácter y genética latina es mucho más fuerte que cualquier virus y, en cuanto tengamos la oportunidad de volver a abrazarnos y a compartir esas cervezas con amigos, nos lanzaremos a la calle. Creo que es más importante que, poco a poco, asumamos lo que somos, conscientes de nuestra fragilidad, para eliminar el temor a la muerte que, un día, nos alcanzará a todos.
«Vamos a ver más compañías preocupadas por la conciliación»
Sara Sánchez, directora de Estudio Dobleese

Pese a todo lo ocurrido en estos momentos, estamos descubriendo algo fascinante. El diseño abierto al mundo donde los diseñadores, compañías, grandes corporaciones, cuentan en directo las claves de su éxito, su inspiración, el cómo y porqué de los diseños, su implantación, su know-how. Poder hablar de tú a tú es una herramienta muy potente que nos ha traído este episodio y que nos ha acercado y hecho más fuertes.
Podemos ver en las RRSS encuentros online entre profesionales, diseñadores. Cualquier cosa que pase por nuestra mente tiene una respuesta. Pero, al mismo tiempo, estamos descubriendo rincones de nuestro hogar que pasábamos por alto y que nos hacen plantearnos lo escueto de nuestro disfrute aquí hasta hace unas semanas. Diseñamos espacios funcionales, pero ¿nos damos cuenta del tiempo que vamos a disfrutar en nuestro día a día? Le preguntamos al cliente cuántas horas al día está en casa? Un rincón de lectura en el que no se lee, una mesa de comedor en la que no se come… Es hora de reflexionar. No basta con hacer un diseño funcional, hay que enseñar a saborear cada rincón de su hogar porque para ello hemos dibujado su modo de vida en un papel que luego se ha materializado.
Los espacios públicos están en periodo de aprendizaje, de crear nuevas estrategias diferenciadoras y de conocer los nuevos hábitos de consumo. Es necesaria una fusión del diseño de espacios reales y virtuales. Los estudios de diseño son más multidisciplinares porque los clientes necesitan proyectos 360º. Y nosotros debemos responder y trabajar en este camino. Esta última década hemos visto cómo los espacios de trabajo han ido adaptándose a las nuevas fórmulas y metodologías. No obstante, vamos a ver más compañías preocupadas por la conciliación y más trabajadores con la necesidad de sentir esos abrazos cercanos de sus compañeros.
Lo que es innegociable es que cuando el equipo respira, reflexiona y funciona de forma ordenada, aún a distancia, surgen proyectos, colaboraciones e ideas magníficas por y para la sociedad. Lo importante es sentirse cerca para seguir creciendo.
«Ahora somos más conscientes de lo que significa la palabra hogar»
Rossend Cortés, director de Rossendcortés Interiors

Definitivamente la “crisis de la pandemia“ marcará un antes y un después en muchos aspectos de nuestras vidas. En el ámbito doméstico, ya lo ha cambiado y el hecho de “confinarse” en nuestras viviendas hace que estemos más en contacto con ellas y seamos más conscientes de lo que significa la palabra “Hogar “ .
Todos estamos recogiendo mucha información sobre el hecho de “habitar” un espacio. Nuestro trabajo como profesionales del interiorismo es el de crear espacios que mejoren la calidad de vida de las personas que los habitan .
A partir de ahora, a esa tarea habitual, se sumará también la de recoger toda esa información que se está generando y que tendremos que saber plasmar en proyectos futuros .