La interiorista Andrea Muñoz reinventa su estudio en León, cerca de la Catedral, optimizando los pocos metros cuadrados con una lección de diseño de espacios y elección de elementos que sirve de escaparate, literal y conceptualmente, para sus clientes.

Andrea Muñoz

La diseñadora de interiores Andrea Muñoz abrió su primer estudio en Astorga, León, en 2011 y, recientemente, ha  remodelado y abierto las puertas de su nuevo espacio de trabajo en la capital leonesa. Para esta nueva andadura, ha   elegido un local en el famoso Barrio Húmedo, al lado de la catedral y en pleno casco histórico de la ciudad.

Andrea Muñoz

El bajo, situado en el chaflán de un edificio de principios del siglo XX, tiene una superficie de unos sesenta metros cuadrados y mira hacia dos calles con enormes cristaleras. Para su interior, la diseñadora Andrea Muñoz ha optado por un estilo que identifica a la perfección su trabajo y donde utiliza soluciones y materiales que hagan que el local funcione como un muestrario de sus proyectos para los clientes. Su intención ha sido sacar el máximo partido de los elementos arquitectónicos existentes como paredes de ladrillo macizo, la estructura de vigas de madera y los elementos de refuerzo en hierro o las puertas de madera de castaño, pero dándole un aire más fresco y actual con acabados que le aportan mayor luminosidad y que combinan a la perfección con el mobiliario de aire nórdico elegido.

Andrea Muñoz

El espacio se divide en dos zonas mediante un tabique de hierro y vidrio que actúa de ventana que los interconecta. De este modo, consta de un área de trabajo y un pequeño office y zona almacenaje de materiales. En el área de trabajo, destaca la pared frontal donde ha colocado un gran panel a medida en blanco lleno de taladros donde colocar palitos de madera para estantes, colgadores o actuar como mural donde proyectar sus trabajos o como pizarra improvisada. Sobre este panel ha colocado una gran escalera de hierro corredera que da acceso a la zona superior y sirve de soporte de la iluminación indirecta del jardín vertical superior y de los propios paneles.

Andrea Muñoz

La mesa de trabajo realizada para el proyecto a medida en madera de roble,  debido a sus dimensiones, ofrece la posibilidad de ser utilizada como mesa de reuniones para presentaciones y para recibir visitas y así unificar en un solo elemento ambos usos.

Andrea Muñoz

Las estanterías para catálogos y muestrarios tras la gran mesa, las sillas de trabajo y la lámpara de suspensión son modelos de fabricantes en los que la diseñadora confía plenamente por su versatilidad y estética. Como espacio de reunión informal o de pequeño relax, en el área de trabajo, Andrea Muñoz ha incluido también una zona con un pequeño sofá en mostaza y una butaca de capitoné de aspecto retro. Tras el divisor de hierro y vidrio, en el office se ha incluido una pequeña cocina en madera de roble en acabado natural y con fregadero y grifo en cobre que le dan una nota de color. La encimera es en acabado terrazo. Para el expositor de materiales y almacenaje, rescató una antigua librería de la familia y la lacó en color teja.

Andrea Muñoz

En su nuevo estudio, se pueden ver también productos diseñados por ella misma, y que están a la venta, como sus entrañables Zuhause: las casitas en versión vacía bolsillos; y la lámpara en madera de pino La Camarera, una revisión en aire nórdico del elemento protagonista en las  clásicas ceremonias del té.

Andrea Muñoz

Graziela Fernández, una ilustradora leonesa, ha realizado su propia reinterpretación del mítico Modulor de LeCorbusier sobre una puerta a escala 1:1, dándole un aire femenino, y cambiando su nombre a Madame Modulor, una mujer con cabeza de lámpara de donde nacen las ideas y con pantalón, al igual que las mujeres pioneras en su uso.

FOTOGRAFÍA: IMAGEN MAS
TEXTO  VAN VILALLONGA