Los estudios Studio O + A y IA Interior Architects suman fuerzas para convertir la nueva sede de McDonald’s en el West Loop de Chicago en un espacio de trabajo inspirador y funcional que, al tiempo, funciona como escuela y exposición temática del medio siglo de historia de la compañía de los arcos amarillos.
Un lugar de trabajo transformador prepara a una empresa icónica para su futuro.
Cuando una empresa tan arraigada en la cultura popular como McDonald’s traslada su sede después de 47 años, no es solo una decisión empresarial trascendental. Es, ante todo, una afirmación sobre la forma en que vivimos nuestras vidas. Los cambios en nuestra actitud hacia la comida, el trabajo, el ocio, el entorno, la forma en que nos definimos, son factores que han contribuido a que el cuartel general de McDonald’s decidiera mudarse desde el campus de Oak Brook de Chicago a un edificio de nueve pisos en el West Loop de esta ciudad, un barrio reconvertido en centro de actividad cultural.
La cúpula de McDonald’s visualizó, antes de emprender el gran cambio, una nueva sede para sus oficinas centrales que sería capaz de fomentar la colaboración y revitalizar a sus empleados.
El edificio, diseñado por Gensler, disfruta de 44.600 metros cuadrados destinados a las oficinas de investigación y aprendizaje de la compañía donde se estudian los cambios en el trabajo y estilos de vida actuales.
Dos estudios juntos
Para hacer de la mudanza un evento digno de su impacto comercial, la compañía de alimentación contrató a dos empresas norteamericanas de diseño visionario, Studio O + A y IA Interior Architects. Su misión era convertir un caparazón triste y con poca luz en una celebración del espíritu de la empresa. Los dos estudios dividieron las áreas de interior de las que eran responsables para concentrarse mejor en ellas. El estudio O + A se hizo cargo de los vestíbulos, salones, cafés y marcas ambientales, mientras que IA completó las escaleras del atrio, los puestos de trabajo y las cocinas de investigación.
La nueva oficina de West Loop ilustra el poder del entorno para unir a las personas en un propósito común. La mezcla de culturas y generaciones, típica de una gran empresa, hoy en día, significa que su oficina debe adaptarse a una variedad de estilos de trabajo.
La diversidad de funciones en la nueva sede de McDonald’s refleja el gran abrazo de la compañía a sus empleados. Las áreas de trabajo operativas clásicas y las salas de reuniones diseñadas por IA Interior Architects interactúan con las áreas colaborativas e informales diseñadas por O + A que tienen la apariencia de entornos de hostelería. Cada gesto arquitectónico funciona por sí solo y en asociación con los espacios que lo rodean.
Narrativa desplegable piso a piso
Un objetivo no menos importante consistía en representar gráficamente y de forma artística, la evolución y filosofía de McDonalds, una compañía que llega a todos los rincones del planeta.
El desafío para ambos equipos de diseño fue hacer de las nueve plantas de la sede de West Loop una narrativa digna del viaje épico que representan. Como coautores que unen fuerzas en una gran historia, IA y O + A convirtieron cada piso en un capítulo diferente de la trayectoria de la compañía.
Escalera simbólica
En el centro del edificio, una gran escalera cruza un atrio, esquivando una escultura de discos acrílicos suspendidos de Jacob Hashimoto. Las escaleras conectan los distintos niveles de oficinas y salas de reuniones, cada una creada para satisfacer las necesidades de una fuerza laboral diversa.
La escalera multidireccional proporciona un punto focal llamativo y un espacio de encuentro para la interacción casual, pero también simboliza la sensación de avanzar en muchas direcciones a la vez, como en los grabados de Escher. Los espacios compartidos situados por encima y debajo del atrio explican la historia. Cada nivel evoca un elemento específico del éxito de McDonald’s: la cocina, los sabores, las personas y las comunidades. Y cada uno de ellos celebra la innovación.
Las áreas de trabajo individuales interactúan con los espacios de reunión en armonía perfecta y bien iluminada. Dispersas en toda la oficina, las estancias tranquilas ofrecen un ambiente adecuado al trabajo de concentración.
En el vestíbulo de Carpenter Street, un área de recepción enmarcada en nogal y malla textil de color blanco proporciona un sutil referente a los famosos arcos dorados de la marca y la clásica cesta de freír.
Colores primarios
En otra área, una cafetería cuenta con asientos de madera a modo de gradas que disfrutan de las vistas a través de un acristalamiento de doble altura. Los empleados también pueden aprovechar las amplias terrazas del roof, salpicadas de asientos al aire libre y sombrillas pérgolas.
En general, la paleta interior es contemporánea y neutra, con toques de colores primarios en tapicería, almohadillas acústicas de fieltro y detalles arquitectónicos.
Si bien los detalles de diseño presentados son deliberadamente abstractos, todos se basan en significados derivados directamente del largo viaje de McDonald’s. Y al igual que en un viaje por carretera, nuestros ojos siempre miran hacia delante, en la nueva sede de la empresa de comida rápida se hace hincapié en el dato de a dónde va esta compañía icónica, tanto geográfica como culturalmente, en su misión de brindar durante décadas «momentos de bienestar» a miles de millones de personas.
McDonald’s Hamburguer University
McDonald’s está utilizando su ciudad natal como un banco de pruebas para nuevas ideas. El año pasado, la compañía reemplazó su restaurante icónico en el vecindario de River North con un diseño que contaba con varias credenciales ecológicas y que algunos compararon con las tiendas de Apple.
La Hambuguer University es el nombre que recibe el centro de formación de McDonald’s fundado el 24 de febrero de 1961 por su director general Ray Kroc, el mismo año que compró la cadena a los hermanos McDonald. Desde su creación más de 80.000 managers de restaurantes se han graduado en esta escuela.
Se ha revelado que la McDonald’s Hamburger University es más exclusiva que las principales instituciones del Reino Unido, Cambridge y Oxford University. Solo ocho de cada mil estudiantes son aceptados en el curso, de acuerdo con las últimas cifras disponibles. Comparado con instituciones prestigiosas como la Universidad de Oxford, que tiene una tasa de aceptación del 18%, y la de Cambridge, con una tasa del 20%, se puede tener una idea de lo difícil que es inscribirse.
Actualmente hay siete campus en todo el mundo en Chicago, Tokio, Londres, Sydney, Múnich, Sao Paulo y Shanghai, con un octavo campus programado para abrir en Moscú a finales de este año.
“Si estamos yendo a alguna parte, debemos tener talento. Dedicaré mi dinero al talento”. La filosofía de Ray Kroc, propietario de la cadena fallecido en 1984, sigue viva en la compañía.
TEXTO MARCO BRIONI FOTOGRAFÍA GARRETT ROWLAND
