El fuerte crecimiento de la compañía Glovo se refleja en la necesidad de espacio en sus oficinas. Se traslada a una sede más grande, una antigua imprenta en el barrio del Poble Nou de Barcelona. 1500 metros cuadrados en dos plantas de espacios amplios y diáfanos. Un local ideal para mantener la estética industrial de las anteriores oficinas.

Glovo Alexandra Niubó

En la entrada principal Alexandra Niubó sitúa la recepción con un mueble a medida en forma de L que combina madera lacada con los colores corporativos de Glovo. Se usan bidones para crear butacas y mesas acentuando el efecto industrial. Se aprovecha la divisoria de Uglass, entre recepción y oficinas, para instalar un mural con fotografías Polaroid de los trabajadores. Tuberías perforadas para pasar cable de acero tensado y colgar las fotografías con pequeñas pinzas de madera. También hay una gran presencia de plantas para dar un toque natural y verde.

Glovo Alexandra Niubó

La bolsa amarilla

Si hay un objeto que caracteriza la compañía, además de la bolsa amarilla, es la bicicleta. Por eso, junto a la entrada, se colocan unos parkings fabricados con bidones, fomentando así la vida sana entre los trabajadores.

Glovo Alexandra Niubó

En ambas plantas, la zona de oficinas está ubicada en la fachada principal para aprovechar la luz natural de los grandes ventanales que recorren todo el perímetro. La distribución de los puestos de trabajo se estudia minuciosamente para que cada departamento tenga su propio espacio. También para ser capaz de sostener el fuerte crecimiento en los próximos años.

Glovo Alexandra Niubó

Tótems para dividir el espacio

Previendo la ubicación de nuevas mesas, se deja la instalación eléctrica preparada y escondida sobre el falso techo. La distribución huye de una distinción por jerarquía. Prescinde de despachos privados que generan distancia entre empleados. Para la sectorización y distribución por departamentos, se diseñan los tótems, que dividen el espacio y están proyectados como whiteboards con un Led en la parte superior.

Glovo Alexandra Niubó

Instalaciones a la vista

Para mantener la esencia del local, se realiza una instalación eléctrica vista mediante tuberías de acero galvanizado. Aprovechando que el suelo es similar al de un parking, se dibujan plazas de aparcamiento para marcar las mesas, acentuando el efecto industrial. Alrededor de las zonas de trabajo, se encuentran ocho salas de reuniones.

Glovo Alexandra Niubó

Para que los trabajadores se sientan como en casa se incluyen diversos espacios en los que se pueden relajar, mantener reuniones informales o trabajar con su ordenador. En una de estas zonas, aprovechando la doble altura que maximiza la entrada de luz, se instala una malla elástica que les permite estar suspendidos sobre la planta inferior.

Glovo Alexandra Niubó

Muebles reciclados

La zona del comedor se diseña para ayudar a la interacción entre los trabajadores y reflejar la imagen de marca. Las sillas y taburetes de Indhouse están lacados en el color corporativo. Se combinan piezas de l’Estoc con otras de Francisco Segarra. En la recepción, se dispone un aplique de Brokis. Al otro extremo, se coloca el anfiteatro con capacidad para ochenta personas. Se usan dos materiales, tricapa de abeto y tonos blancos. Este espacio cuenta también con un sistema audiovisual que permite la comunicación entre las distintas oficinas de Glovo repartidas por el mundo.

PROYECTO: ALEXANDRA NIUBÓ STUDIO. 
TEXTO ALEX CIENFUEGOS.
FOTOGRAFÍAS: BÁRBARA PUIGVENTÓS.