Asegura Miquel Ángel Julià que la oficina tradicional ha muerto, pero no es un drama, pues el concepto oficina es un invento de no más de cien años. De un día al otro, hemos pasado del “Home in Office” al “Office in Home”. Este cambio de estrategia ha sido posible de un modo tan veloz, porque como sociedad ya nos habían preparado. Las películas  de ciencia ficción, ya nos habían puesto en situación. Ahora estamos viviendo en vivo y en directo todo aquello que habíamos leído o visto a través de la gran pantalla.

Caja de Tierra Equipo de Arquitectura
Oficinas Caja de Tierra en Paraguay, proyecto de Equipo de Arquitectura

¿En qué sentido crees que el confinamiento derivado de la crisis de la epidemia puede alterar nuestra visión de los espacios domésticos o públicos?

Queda claro que la tecnología ha llegado para quedarse, y sin ella, el “parón” de la actividad económica, aún hubiera sido mayor. Esto nos muestra, por ejemplo, que tener Internet en nuestras casas, debería ser un derecho básico universal. También nos ha hecho ver que nuestras casas no estaban bien preparadas y eran de todo menos flexibles. Porque una cosa es la funcionalidad prevista para los espacios y otra muy distinta es la usabilidad de los mismos. Y la solución para los espacios futuros, seguro que no radica en plantear nuevas normativas.

Un buen amigo, videógrafo y fotógrafo, Hector Milla, me dijo el otro día que estamos en el año cero D.C. (Después Covid). Y es verdad, habrá un antes y un después. Otros dicen que nos debemos preparar para la “Nueva Normalidad”. ¿Normalidad? ¡Pero si venimos de un lugar y un tiempo que no era normal! Nunca fue normalidad, y fuera lo que fuera, nunca volveremos allí.

Dicen que toda crisis conlleva una oportunidad. Eudald Carbonelll nos lo deja bien claro. “La Covid-19 es el último aviso y, sin conciencia crítica de especie, a la próxima, la humanidad colapsará» ¿Vamos a desaprovechar esta oportunidad? ¿Vamos a ser los nuevos dinosaurios?

Es el momento de hablar, desarrollar e implementar conceptos y estrategia como la Economía Circular, del Cradle to Cradle, de la Producción Km 0 o de la Ciudad de los 15 minutos. Es el momento de hablar de Sostenibilidad. Pero no como valor añadido, sino como valor intrínseco a todo aquello que diseñamos o hacemos.

El estudio chino CCD interviene la sede principal de la compañía de tecnología móvil Vivo en la localidad de Changan 

¿Dónde está el límite entre lo doméstico y lo público?

Personalmente, creo que el límite entre espacio doméstico y público, va a estar cada vez más diluido. Estos días de confinamiento, estamos abriendo de par en par nuestras casas, aunque sea de modo digital. Nos pasamos el día conectados a diferentes plataformas, adentrándonos en las casas de nuestros compañeros de trabajo, clientes y alumnos. Y esto no desaparecerá. De repente, todos somos youtubers. Mucho de lo que hemos aprendido estos días, quedará. Y dejaremos, por ejemplo, de hacer viajes insólitos a kilómetros de distancia, simplemente para encontrarnos en una oficina para mantener una reunión física. ¡Si incluso estoy haciendo visitas de obra a través de WhatsApp!

La oficina tradicional ha muerto. Y tampoco es un drama, pues el concepto oficina es un invento de no mucho más de cien años. Pero entendedme, la oficina no desparecerá, se trasformará. Ahora más que nunca, empleados, puestos de trabajo y número de sillas, serán datos distintos. Las oficinas, definitivamente dejaran de ser un lugar donde ir a trabajar, para pasar a ser un lugar de relación e intercambio que nos aporte valor a nosotros como personas y a los proyectos.

Oficina como punto de encuentro

En el post “Saborear la oficina: el lugar de trabajo después del COVID-19”, Lluis Saiz, socio cofundador de Grup Idea nos cuenta que “la oficina tradicional central se transforma en un punto de encuentro, un lugar donde celebrar reuniones y fijar objetivos, coincidir con compañeros y compartir experiencias y conocimiento en el mundo offline. Aquí, la socialización, la presencia personal y la interacción se hacen indispensables”

Porque, tal vez, lo único bueno que nos ha traído esta pandemia es la transformación de la sociedad. Este tiempo, nos ha permitido “frenar”, pararnos a pensar y esto ha producido un cambio social en positivo. En el momento en que se nos está pidiendo esa mal llamada “distancia social” en realidad la sociedad se está acercando más. Nos preocupamos los unos de los otros manteniendo, eso sí, una “distancia física”. Ahora necesitamos pasar de preocuparnos a ocuparnos. Nuestro planeta se lo merece.

«Las organizaciones tradicionales acabarán desapareciendo» (Miquel Ángel Julià). Oficinas Narsi en Navi Mumbai, India, proyecto de Sanjay Puri Architects

¿El teletrabajo o “homeoffice”, como la tecnología, ha llegado para quedarse?

Para empezar, debemos aclarar que lo de esta pandemia, no es teletrabajo, sino que es una “tele-esclavitud” que, simplemente, nos permite subsistir. Cuando todo esto termine, o poco a poco vayamos adentrándonos en un desconfinamiento progresivo, el teletrabajo recuperará su lugar, con sus claros valores de libertad. Es decir, poder trabajar cuando y desde donde se quiera y no siguiendo un estricto horario laboral en un lugar concreto.

Deberemos tener tanto espacios como horarios flexibles. Muchos pasaremos a ser definitivamente auténticos “knowmads”. Porque dejaremos de “calentar nuestra silla” en la oficina tradicional, para conseguir una libertad en la que todos ganaremos. Tanto en conciliación familiar como en la productividad de las empresas para las que trabajamos. Porque recordemos que seremos más productivos cuanto más felices seamos.

Oficina tradicional o empresa líquida

Las organizaciones tradicionales acabarán desapareciendo, pues precisamos organizaciones líquidas y distribuidas que permitan trabajar con el talento propio y con el externo. La sociedad laboral pasará de empleados con contrato fijo a trabajar por proyectos con encargos a profesionales independientes. Estos serán capaces de aportar su conocimiento a diversas instituciones. Y, a la vez, aprender de todas ellas y enriquecer los proyectos con la polinización cruzada de ideas.

Como todo gran cambio disruptivo, la transformación que estamos viviendo recae en las personas. Muchos hemos optado por una transformación desde el propio individuo que acaba radicando en lo colectivo. Es decir, en la sociedad ,y por tanto, también en las empresas con las que trabaja. En abogacía, por ejemplo, se habla de profesionales “Of Counsel” con dedicación parcial. Porque las empresas también se están reinventando. Y no solo me refiero al espacio físico para poder cumplir con los nuevos criterios de higiene, distancias de seguridad, etc. Sino también en los recursos humanos buscando nuevas fórmulas para crear equipos. Pensemos que hasta Jonathan Ive, el conocido jefe de diseño de Apple y una de las personas más importantes dentro de la compañía en las últimas dos décadas, marchará de la empresa. A partir de final de este año pasará a ser un experto externo a la compañía con la que continuará colaborando activamente, pero desde su propia marca, LoveFrom. En una entrevista en el Financial Times, Jonathan Ive dijo. «Aunque ya no seré su empleado (de Apple), seguiré estando muy involucrado espero que durante muchos, muchos años. Este parece un momento natural para hacer este cambio.»

«Es necesario tener una buena estrategia previa al diseño de espacios» (Miquel Ángel Julià). Proyecto Vans HQ California, realizado por Rapt Studio

Innovación vs planificación estratégica

Si las organizaciones, sus organigramas y metodologías de trabajo cambian, los lugares donde trabajar, y no solo hablamos de la oficina tradicional, también deberán cambiar. Muy probablemente, tanto los espacios públicos como los domésticos se deberán diseñar como si fueran navajas multiusos suizas. Como humanos, necesitamos relacionarnos, vernos, abrazarnos, besarnos… Pero empezaremos a pensar cada vez más los espacios desde un punto de vista onminacanal. Cosa que, por cierto, los nativos digitales ya hacen. Los que nos dedicamos a diseñar espacios de trabajo físicos, empezaremos también a diseñar los espacios digitales. El límite entre lo online y offline poco a poco desaparecerá del todo.

Es por ello que, ahora más que nunca y de un modo ágil y acelerado, es necesario tener una buena estrategia previa al diseño de espacios. Y no me refiero a tener una planificación estratégica, sino a una estrategia sin tanta planificación. Los cambios en la sociedad son cada vez más rápidos que nuestra capacidad para implementar nuestra planificación. Ha llegado el momento de innovar sabiendo solo claramente hacia dónde queremos ir.

Se nos vienen encima unos tiempos muy complejos, que no significa complicados. Que nos invitaran a reflexionar y a tener dudas. Pero eso no nos debe paralizar. Deberemos tomar decisiones con rapidez, innovando de modo ágil. Innovar significa arriesgar. Y un riesgo bien delimitado, es excitante.

Texto: Miquel Ángel Julià. 
Fotografías: Archivo DO