Asegura Juan Juárez, gerente de Arquid, que están obsesionados con dejar una huella positiva mediante diseños customizados, innovadores y tecnológicos que den soluciones a los nuevos retos. Entiende el servicio de arquitectura de 360 grados como la confección de un traje a medida en el que no se olvidan los complementos. Diseño y project management van de la mano.

¿Qué implica el enfoque de 360 grados que proponéis como servicio?
El enfoque 360 grados lo entendemos como el trabajo de un sastre. Sería el equivalente a hacer un traje a medida que, a su vez, necesitará de chaleco, zapatos y otros accesorios que, aunque no los proveamos, nos encargaremos de coordinar para asegurar que todo el conjunto encaje y sea perfecto. El cliente tiene a su disposición la oportunidad de personalizar al completo el producto y el servicio; desde la concepción, en la que nos involucramos para entender sus necesidades al detalle, hasta el diseño personalizado, el desarrollo y la construcción. El objetivo es que se sienta partícipe en todo el proceso para que cuente con la capacidad de decidir y se vea identificado en cada paso que damos.
En cuanto a los proyectos, la visión 360 grados se percibe en cómo los integramos en la comunidad y en el espacio, cómo se adaptarán a la gente que los utiliza. Incluso, cómo conseguir una esencia propia para representar una filosofía o imagen de marca concretas.

¿Se puede comparar vuestro trabajo al de la creación de una obra artística?
En parte, ya que es el resultado de la creatividad del equipo con fines estéticos y sociales. Sin embargo, existen aspectos que abarcan algo más que la obra artística. Nuestro enfoque 360 apuesta no solo por el diseño, sino también por la coordinación de otros profesionales, la gestión presupuestaria, la consultoría en la planificación del proyecto, la supervisión de la calidad y una metodología interna para asegurar que se sigan los pasos necesarios en cada trabajo. En última instancia, sí, se trata de una obra artística ya que, a través de una lluvia de ideas, prueba y error, autocrítica y reto, logramos llegar a un resultado óptimo desde múltiples perspectivas.
¿Qué implica utilizar el método del Project Management como valor añadido?
Tradicionalmente, lo habitual es que los arquitectos pongan el foco de su trabajo en el diseño. El planteamiento, distribución, qué materiales usar, qué estética tendrá… Y, llegado el momento de la gestión, administración y ejecución, confían en empresas externas. Sin embargo, nuestro punto fuerte es que tenemos la capacidad de unir ambas facetas y abarcar los proyectos, no solo desde el diseño, sino también desde la perspectiva del project management. Eso nos da una clara ventaja a la hora de controlar el proceso de gestión, diseño y construcción; somos más rápidos en la respuesta y optimizamos el proceso. Y en caso de no ser los PMs nosotros, siempre se agradece trabajar con gente que comprende los roles de otros en el equipo.

¿Cómo afronta Arquid un proyecto de escala internacional, Juan Juárez?
Aunque parece sorprendente, todos los proyectos comienzan de la misma manera. La metodología y los pasos para llegar a una solución son idénticos. Sin embargo, cuando se trata de proyectos internacionales y llega el momento de desarrollar en detalle una idea previamente validada, Arquid cuenta con una plataforma local en cada país en el que trabajamos. Allí colaboramos con compañeros especializados que facilitan la resolución in situ del día a día y agilizan los trámites. Operamos como un centro de excelencia donde el conocimiento se comparte entre los diferentes compañeros. Cada proyecto cuenta con un experto en esa tipología y tipo de clientes que ayuda al responsable y al equipo a desarrollarlo y ejecutarlo. Con el paso de los años, hemos observado que, aunque las culturas y los países son diversos, los protocolos, los nombres de los procesos administrativos y el lenguaje tienen un denominador común que se repite.
¿Qué innovaciones influyen en vuestro trabajo diario?
Las innovaciones tecnológicas son cruciales como herramientas de uso diario para proyectar, organizar, coordinar y crear. El mundo cambia y mejora a una velocidad increíble y las herramientas que nos ayudan en diseño, dibujo, coordinación, reporting y supervisión de trabajos provocan que cambiemos por completo la metodología de trabajo. El BIM (Building Information Modeling) es una metodología que permite un mejor trabajo colaborativo, integración de disciplinas, extracción y comunicación de información en un modelo integrado. La inteligencia artificial se emplea en el proceso de diseño para la generación de ideas y de propuestas. Las herramientas de comunicación diaria como Microsoft Teams, WhatsApp y las plataformas online de intercambio de información, hacen que seamos más eficientes con nuestro tiempo y alcancemos resultados que parecían imposibles hace diez años.

¿En qué tipología de proyecto os sentís más cómodos?
Trabajamos muy cómodos en cualquier tipo. Enfocamos cada nuevo proyecto como una oportunidad donde reinventarnos con actitud fresca y ojos limpios, simplemente aplicando el conocimiento aprendido y la experiencia de los anteriores. En cualquier caso, es evidente que la experiencia adquirida es mayor en entornos de oficinas, residencial e industrial, donde llevamos mucho recorrido. La escala del proyecto no suele afectarnos, parte del equipo está trabajando en reformas de viviendas y locales comerciales de 100 m2, así como otros están gestionando desarrollos inmobiliarios de 50 viviendas, unifamiliares, oficinas de hasta 10 000 m2 o desarrollos industriales con inversiones de hasta 100 millones de euros.
No creemos en proyectos de tamaño o tipología ideal. El arquitecto es mejor profesional cuando su cabeza se ha entrenado en diferentes campos y puede usar ese conocimiento y reciclarlo para otro diferente, aportando soluciones creativas a inconvenientes atípicos.
En cuanto a la sostenibilidad ¿cómo se integra en el trabajo diario?
Entendemos la sostenibilidad como algo intrínseco a cualquier proyecto que integramos en nuestro día a día como cualquier otra faceta de diseño. Queremos contribuir a que el mundo sea un lugar mejor, donde la eficiencia, la lógica constructiva, la forma de diseñar, supervisar, los recursos que se usan… sean eficientes y dejen la menor huella en el mundo. Por ello, no sólo buscamos la arquitectura bioclimática o la que usa energías renovables, sino que, desde el diseño, intentamos economizar recursos y no derrochar, usar estrategias constructivas que aprovechen el contexto.

Adicionalmente, procuramos demostrar al cliente que este compromiso no implica un trabajo extra, ni un coste adicional. Hay niveles de sostenibilidad y el cliente puede elegir si quiere ir más allá. En el concepto inicial hay acciones que optimizan lo recursos: desde reducir el transporte de materias en un complejo industrial hasta la optimización operativa de los servicios de un edificio. Todo ello, planteado con antelación, ayuda a reducir emisiones y costes. La optimización es la primera expresión de sostenibilidad.
¿Cómo se garantiza que un espacio de trabajo sea saludable?
Se puede afrontar desde varias perspectivas. El arquitecto tiene su mayor rango de acción con el workplace policy o strategy. Ninguna tarea lleva ocho horas de trabajo de lunes a viernes en una misma posición. Por ello, un espacio de trabajo saludable debe permitir las diferentes actividades que tienen lugar cada día, llegar al trabajo, reunirse, concentrarse, llamar, crear, colaborar, trabajar en equipo, etc. Y, para cada actividad, se necesita un espacio con unas características. A esto se añaden condiciones externas como la entrada de luz natural, la ventilación correcta, el uso de la vegetación, un correcto tratamiento del aire, la ergonomía de espacios y equipamientos y los espacios de descanso. Ajenos a nuestro control, también ayudan las relaciones sanas con compañeros, respeto, limpieza, cuestiones de filosofía de las empresas.
¿Qué enseña la naturaleza a los arquitectos según Juan Juárez?
Muchas cosas, empezando por reducir y gastar lo indispensable. La naturaleza es sabia en eso. Muchas veces nos empeñamos en complicar lo sencillo como si la sencillez fuese negativa. Hay que imitar la forma de que los proyectos sean sostenibles de forma innata, aprovechando lo que necesitan y nada más, a través de estrategias y alternativas óptimas y eficientes.
Cuando os enfrentais a un proyecto corporativo, ¿cuáles son las prioridades?
Puede sonar obvio, pero depende mucho de la empresa con la que trates y sus objetivos. Hay una tendencia muy clara hacia la sostenibilidad y los objetivos medioambientales, energéticos y climáticos para 2050 que ha marcado Europa. Otra de las prioridades es la seguridad y la prevención de incidentes, muy importante en todos los sectores. En esencia, el proyecto corporativo tiene como objetivo trasladar los ideales y valores de la marca a través del espacio. A veces es una traducción muy literal y otras requiere una abstracción mayor. Por supuesto, la planificación y los costes son objetivos fundamentales que controlar en un proyecto corporativo.

¿Cómo veis vuestro trabajo de aquí a diez años?
Nos gusta pensar que Arquid se habrá posicionado como una empresa que se identifica con la arquitectura sostenible. Nos obsesiona dejar una huella positiva y seguir ofreciendo diseños customizados, cada vez más innovadores y tecnológicos que den soluciones reales. Arquid seguirá ofreciendo un servicio integrado 360 donde los clientes sientan y vean que nada se escapa y todo está coordinado. De acuerdo con el crecimiento que venimos experimentando, esperamos contar con más de cien trabajadores en todo el mundo y consolidar nuestra presencia en África, Europa, Latinoamérica y EEUU.
Arquid es una empresa multidisciplinar con líneas de especialización, gurús en nuestro equipo y apoyo externo de expertos en otras materias. Nuestro equipo habrá madurado, pero siempre vamos a dar espacio a la gente joven y emprendedora, con ganas de superarse en un trabajo de continua mejora. Querríamos convertirnos, además, en una fuente de conocimiento, una organización que dedique recursos, tiempo y esfuerzo a la difusión de conocimiento, de debate y cuestiones teóricas de relevancia. Quién sabe si el día de mañana podríamos hasta crear nuestra propia fundación, comprometida con generar soluciones a los problemas del presente y del futuro.
OFICINAS DOW, AMBERES
Arquid afronta el reto de crear un espacio de trabajo mixto para la multinacional Dow en Bélgica. Una oficina diseñada para ofrecer experiencias wow al cliente y respetar el confort del equipo. La propuesta funciona como showroom y user experience, permite mostrar materiales y soluciones a los clientes que visiten el espacio y sirve como oficina para sus trabajadores, sin renunciar al confort y la productividad. En este sentido, integra aspectos fundamentales: control del ruido, domótica integrada y personalización del confort ambiental de forma sostenible. El resultado es un nuevo espacio de trabajo que acoge a 55 empleados en 1000 metros cuadrados con diversos entornos de trabajo que tienen como eje central la experiencia del usuario.
La imagen corporativa de Dow está presente en todo el entramado. El techo de madera, la celosía vertical, los vinilos del suelo, el vidrio, todo ha sido diseñado en formas triangulares, basadas en el logotipo de Dow, que se combinan y conectan a lo largo del recorrido. El proyecto se organiza por flujos diferenciados que muestran al visitante cómo moverse por la oficina.
Siendo una empresa comprometida con la sostenibilidad, el proyecto apuesta por elementos que reducen la huella de carbono; desde materiales locales a complejos sistemas de control de la temperatura que ofrecen parámetros de confort y sensores de lectura de CO2.
ARQUID
- Madrid, Barcelona, Londres, París, Berlín
- Entrevista con Juan Juárez: Marcel Benedito
- Fotografía Yannick Milpas
