Hablamos con los responsables del estudio madrileño 2Bold, Aída G. Pinillos y Pablo Isidro Santos Herrán socios fundadores y Sara Pérez Martín, arquitecta. Son los autores del proyecto M25, hub tecnológico en Madrid que aloja un espacio de cowork para startups, una escuela de programación y espacios para celebración de eventos.
¿Cómo definís la personalidad de 2Bold?
Parte del ADN de 2Bold se basa en la colaboración y la multidisciplinariedad, por lo que es habitual que nos encontremos sumando expertos de diferentes áreas en función de las necesidades de cada proyecto. Desde artistas plásticos a expertos en botánica, pasando por calculistas, técnicos de urbanismo, expertos en organizaciones… En ese aspecto nos gusta abordar cada proyecto de una manera holística, ya que consideramos que cuantos más aspectos estén interconectados más Bold será el resultado.
¿Cuál es la estrategia para generar un entorno amable y sosegado, centrado en las personas?
En primer lugar, es clave saber escuchar. Igual que cada individuo tiene sus propios gustos y se encontrará más cómodo en un tipo de entorno u otro, las comunidades con las que nosotros trabajamos tienen también su propia personalidad grupal. Así, algunas son más bulliciosas y juguetonas, otras más serias e introvertidas, etc.
Por esto comenzamos siempre nuestros proyectos con este ejercicio de escucha. Saber para quiénes estamos diseñando y cómo respiran, tanto a nivel individual como grupal, es la clave fundamental para poder darles una respuesta acorde a sus necesidades.
¿Es el caso del proyecto M25?
En el caso de M25 por ejemplo, tenían muy claro desde el principio que querían generar un espacio acogedor donde todo el mundo se sintiese bienvenido. ‘Como en su sala de estar’, nos dijeron literalmente. Pero como todo el mundo tiene algo diferente en mente cuando habla de su sala de estar, nuestro trabajo de investigación fue en esa línea: descubrir cuál era la suya.
Así fue como llegamos a la conclusión de que necesitábamos generar un espacio cálido y vivo, que transmitiese cierta paz, sin estridencias. Un espacio diáfano que sirviese de punto de encuentro y que al mismo tiempo diese la opción de desconectar.
¿Y en cuanto a la selección del mobiliario?
Esto marcó en todo momento las decisiones de diseño. Por una parte, el programa, donde se ve una gran variedad de tipos de espacio y usos. Siendo cerca del 40% de la planta zonas comunes, jalonadas de espacios de equipo, reunión y aislamiento. También en la selección de colores y acabados. Y por supuesto en la selección de mobiliario que ofrece multitud de posibilidades para que el individuo escoja en cada momento cómo prefiere sentarse, pero siempre con un carácter doméstico y cercano.
Además, siendo sensibles a las preferencias de cada usuario, las instalaciones están planteadas de tal modo que en cada sala se puede regular de manera independiente la intensidad de la luz y la temperatura de la misma. Y por último pero no por ello menos importante, la inclusión de vegetación, cuya presencia es bien sabido que ofrece numerosos beneficios para la salud, tanto a nivel físico como mental. Genera una sustancial mejora de la calidad del aire, la humedad ambiente y la acústica y reduciendo los niveles de stress, al conectarnos con lo más profundo de nuestra esencia.
Explicarnos las decisiones en cuanto a la elección de materiales y acabados.
Atendiendo al carácter de M25 fue claro que teníamos que generar un entorno cercano y amable. Un entorno que, estando enfocado a desarrollar tecnología (enfocado al futuro), conectase a las personas con su parte más humana y entre ellas. Ya que, en palabras de los fundadores, ‘el paso previo a generar tecnología es intrínsecamente humano. Las ideas se generan en torno a una mesa, un papel, una pizarra…’
Por esto, decidimos incluir una gran presencia de naturaleza, no sólo en forma de vegetación, sino también de madera natural, textiles o corcho. Y otros materiales que, en un segundo plano y a modo de contrapunto, hablasen también del futuro (como acero cepillado, bloques de hormigón, etc). Todos ellos siempre presentados en crudo, dejando ver su verdadera esencia y escogidos de manera que generen una atmósfera armónica al aparecer juntos.
El método 2Bold…
Además, esta selección tenía que establecer un diálogo con el espacio preexistente, que ya tenía un carácter muy potente y que veíamos necesario mantener y ensalzar. Así, aprovechando la gran altura del espacio, generamos dos cotas diferenciadas. Por una parte, la zona más baja, en contacto directo con la piel, se revistió con acabados lisos y tersos (muchos de ellos ofreciendo además la posibilidad de utilizarse a modo de pizarras). Mientras que las zonas más altas se acabaron mediante materiales proyectados que añadían una nueva textura al espacio. La vermiculita en el local hacía además las veces de protección contra incendios, y el corcho en la nave (dejando entrever el ladrillo original) mejoraba la acústica del principal espacio común del proyecto.
¿Y en cuanto a la señalética?
Estas premisas se mantuvieron también en la capa de amueblamiento y señalética. Por una parte, el mobiliario de catálogo fue escogido teniendo en mente siempre este carácter doméstico. Mientras que las piezas diseñadas a medida, teniendo el mismo espíritu, incluían una parte más experimental y de conexión con el resto del espacio, apoyándose sobre bloques de hormigón o patas hechas con conductos de ventilación, presentes en la arquitectura, y con acabados amables como madera y textiles acolchados. Por otra parte, la señalética, hacía alusión al carácter orgánico de los arrecifes de coral (leit motiv de la marca), aportando un componente de color y dinamismo a esa base más neutra.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con una diseñadora de marca?
Para nosotros ha sido un verdadero lujo poder acometer el proyecto desde este punto tan germinal, pues el reto no era únicamente transformar el ADN de la empresa en un espacio y una experiencia, sino que, además, antes había que ordenar esa identidad en forma de marca.
En este aspecto, poder construir la identidad del espacio a la par que la de la propia marca ha sido muy enriquecedor. Más aún de haber podido contar en el equipo con una profesional tan exquisita como María Carmona.
Durante el camino ha sido muy interesante ver cómo nuestras diferentes visiones procesaban la información de una forma complementaria y se enriquecían mutuamente, de manera que tanto la marca como el propio espacio se fueron construyendo en paralelo y con múltiples interconexiones que daban sentido tanto a uno como a otro. Compartían la misma razón de ser.
En este aspecto el proceso ha sido muy gratificante, ya que aparte de la fluidez creativa y el lenguaje que fuimos construyendo juntos, hemos podido aprender mucho unos de otros, y lo que es más, disfrutar del viaje.
Entrevista: Marcel Benedito
Fotografías retrato y Decide4AI: Víctor de la Fuente
Fotografías M25: Rubén P. Bescós.