El estudio madrileño Do-We proyecta en Fribourg el coworking Workingshare, un espacio digitalizado, donde todo se controla con el móvil, con diferentes niveles de privacidad, orientado a los trabajadores de grandes empresas de Suiza que teletrabajan dos días por semana. El coworking pensado como herramienta para ofrecer mejores condiciones laborales y facilitar el networking entre grandes empresas.
Cuando los responsables de Workingshare se pusieron en contacto con el estudio Do-We, ya tenían una imagen de marca desarrollada y un modelo de negocio claro: un WeWork suizo para dar cabida sólo a trabajadores de grandes firmas. Los espacios debían ser como una nueva casa, un lugar exclusivo, tecnológico, flexible, cómodo y en el que se incentive a las personas a generar comunidad para facilitar el networking entre grandes empresas.
La metodología «transformative design» de Do-We empieza por estudiar a fondo las necesidades reales del cliente, los servicios que se quieren ofrecer y cómo diseñar el espacio para que éste actúe como una herramienta que potencie esas dinámicas entre las personas. Realizaron workshops de design thinking con el equipo para profundizar más en la estética y los servicios ofrecidos en el espacio, y también entrevistas a las personas que iban a utilizar el lugar para conocer sus preferencias en cuanto a dinámicas de trabajo individual, colaboración, espacios para la formación, para socializar y para el descanso.
Los resultados mostraban que la sociedad suiza tiene unas necesidades muy diferentes a la española en este terreno. Su forma de concentrarse, la privacidad que necesitan y cómo prefieren relacionarse, podía afectar directamente a la funcionalidad y al diseño del espacio coworking.
Se distribuye el espacio en dos áreas divididas mediante una barrera física, de forma que se separa el área más ruidosa y comunitaria, el office, de la zona de trabajo. Se disponen, en todo el área, zonas de concentración, zonas de trabajo informal, espacios de reuniones formales e informales, un lugar de soporte para reprografía, reciclaje, taquillas y ropero, y por último una zona de office destinada a comer y otra a trabajar.
La entrada principal funciona como espacio conector, una gran zona de espera permite crear tres zonas de reunión informal. En este espacio se encuentra la gran W, símbolo de la marca, y la F que muestra la localización en Fribourg y se separa con vegetación la entrada de la zona de puestos de trabajo.
Al lado, se encuentran los tres phone booth destinados a llamadas de Skype o telefónicas, con iluminación individual y frontales acústicamente tratados para ajustar los niveles de reverberación del espacio.
El estudio madrileño Do-We diseña tres tipos de salas de reuniones: una para reuniones informales con sofá, una de cuatro personas de capacidad y otra de ocho personas, ambas para reuniones formales. Existe una cuarta sala con mobiliario flexible específicamente pensado para realizar formaciones de hasta dieciséis personas o reuniones multitudinarias como meet-ups.
En referencia a la estética, se definieron unos patrones para cada espacio con un color definido: relajación (dorado) socialización (verde) trabajo (azul) y reuniones (morado). Cada patrón busca representar un tipo de vibración y conexión entre las personas ya que la marca es Vibration Workingshare. Este proyecto de Do-We ha supuesto un reto por las diferencias culturales, la necesidad de crear un espacio que se correspondiese con un perfil de trabajador muy concreto, empleados de grandes corporaciones como Nestlé o Roche, que teletrabajan dos días por semana y buscan un lugar que cumpla con sus necesidades y les permita hacer networking con otras empresas.
Las zonas de trabajo se dividen en tres tipologías en función de la privacidad que requieran. Una vez allí, se puede reservar a través de la aplicación que lo gestiona: zona flex, sin barrera ni separadores, zona fix, con separadores frontales y laterales para conseguir más privacidad, y el bureaux, unos habitáculos hexagonales acústicamente preparados en los que hay iluminación individual y que permiten realizar el trabajo en concentración de manera más eficiente.
En la zona de trabajo se hallan dos áreas de reunión informales abiertas, con elementos acústicos para no molestar a quiénes están trabajando. Además, era necesario integrar la tecnología, muy presente en todo el espacio, sin que se notase, algo clave debido al sistema operativo y la propia instalación de los dispositivos, ya que es un espacio controlado y gestionado por un sistema de accesos y reservas totalmente digital mediante la App de la propia compañía.
FOTOGRAFIA ÁGUEDA PEÑA TEXTO VAN VILALLONGA