A la tendencia de la flexibilización de los puestos de trabajo que han abanderado los coworkings, la pandemia ha añadido una dimensión tecnológica que ha impactado de pleno en los proyectos de oficinas que estamos desarrollando. Una reflexión del arquitecto Daniel Mòdol.

Si el lugar de trabajo se estaba diseñando cada vez más como un espacio inspirador e informal, el teletrabajo ha acabado de poner sobre la mesa la cuestión de cuan doméstico debe ser ese diseño. Debemos diseñar definitivamente las oficinas como viviendas donde se trabaja. Puede parecer exagerado, pero el Covid ha relajado los ratios y las eficiencias en nuestros proyectos. Así como la flexibilidad y personalización de los distintos puestos de trabajo, de reunión, etc. Esta realidad nos hace pensar que el debate sobre la vivienda/taller mutará cada vez más hacia el taller/vivienda, con el foco en el espacio de trabajo.

Competir con las viviendas

El teletrabajo, que hasta hace dos días, solo se utilizaba en grandes multinacionales, va a estar ahora a la orden del día. Eso va a añadir complejidad y nuevos requerimientos, tanto para las viviendas (tecnología/privacidad), como para las oficinas. Éstas van a tener que competir con el confort de las viviendas de sus trabajadores.

Daniel Mòdol
Edificio Pagoda en el Parc Logistic de la Zona Franca para Merlin Properties Socimi. Arquitecto: Daniel Mòdol Urbanism + Architecture.

Por último, si ya estábamos inmersos en la moda de los espacios exteriores para eventos internos y externos de las empresas, después del Covid los espacios externos van a ser también para trabajar: soleados y ventilados. Cada vez más vamos a contemplar arquitecturas híbridas de oficinas/vivienda donde elementos como los balcones van a modificar absolutamente la estética y lógica constructiva de los espacios de oficinas.

Daniel Mòdol

Arquitecto y urbanista. Experto en proyectos y desarrollos urbanos. Mòdol fue el primer Concejal de Arquitectura que tuvo la ciudad de Barcelona (2016-2019). Su reputación como “ideólogo” de ciudades le precedía al haber estado al cargo del diseño del nuevo centro de la ciudad de Barcelona: la Plaza de las Glorias. Actualmente ejerce como arquitecto, consultor urbanístico y profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.

Algunas de sus obras son la Casa de la Cultura de Lloret de Mar, premiada internacionalmente. También, el Mercado de la Guineueta en Barcelona, seleccionada entre las tres mejores obras de rehabilitación del mundo. En la actualidad, Daniel Mòdol está desarrollando proyectos y planes urbanísticos de terciario en el distrito en auge de Barcelona, el 22@.